El río Iregua sufre esta semana un nuevo ataque en su ya degradado tramo bajo, el que corresponde al Parque del Iregua, en el término municipal de Logroño.
Las máquinas han vuelto a entrar en el cauce, una vez más, para modificar su trazado. En esta ocasión ha sido bajo el puente de Avenida Zaragoza, cerca del barrio de Varea.
Es cierto que el río estaba erosionando la escollera de la orilla derecha en ese punto y que podría existir el riesgo de que en el futuro se viera comprometida la estabilidad de la escollera. En ese aspecto la actuación puede ser comprensible.
Pero es cierto también, que justo en ese punto se había creado una poza muy favorable para la fauna del río y para su funcionamiento general como ecosistema. En el lugar hay presencia comprobada de especies tan emblemáticas como la nutria (Lutra lutra) y el castor europeo (Castor fiber), que además se encuentran protegidos por ley. Incluso es posible que en la zona haya visón europeo (Mustela lutreola), gravemente amenazado a nivel mundial. Este tramo del Iregua se encuentra enormemente degradado a raíz de las obras que supusieron la creación del Parque del Iregua, en las que se destruyó por completo el ecosistema de ribera y el río quedó como un simple canal de agua.
Además, las obras se han llevado a cabo sin salir a exposición pública, por ser consideradas “de emergencia”, y durante el período de reproducción de la trucha común (Salmo trutta), que realiza la famosa freza en estas fechas. Teniendo en cuenta que en ese pozo había presencia de grandes ejemplares, es probable que las obras hayan destruido varias puestas. En estas fechas también se reproducen otras especies citadas como el visón y el castor, y actuaciones como esta interfieren directamente ya que suponen un gran estrés para los animales.
Otro aspecto que queremos destacar es que el hecho de que el río erosione en esa zona ha sido facilitado por el empeño de situar ahí un tramo del sendero que recorre todo el parque. Era una zona que, al quedar bajo el puente y cerca de una carretera, no dejaba prácticamente espacio de orilla, y sin embargo se construyó el sendero igualmente, en lugar de desviarlo por otro lugar. Para crear ese sendero se empleó la típica escollera, en lugar de optar por métodos más naturales e integrados, como diversas técnicas de bioingeniería basadas en la utilización de plantas como agentes estabilizadores de orillas.
Por todo ello, consideramos que, aunque la actuación fuera verdaderamente necesaria para afianzar el puente, se debería haber llevado a cabo en otra época del año, y en cualquier caso se debería compensar con una actuación en algún punto cercano para mejorar la calidad del ecosistema de este tramo. Por ejemplo, se podría crear otra poza cerca o realizar una reforestación con especies autóctonas para incrementar el espacio que la vegetación de ribera ocupa en el tramo, que actualmente es ridículo.
De poco sirve pretender aspirar a títulos como “Ciudad Verde”, al mismo tiempo que se destruyen los pocos ecosistemas naturales que nos quedan en la ciudad de Logroño. Este tramo presenta gran potencial para ser restaurado, sin que ello fuera en detrimento de su uso público, pero el ayuntamiento nunca ha mostrado interés en ello.
A continuación, se muestran fotografías de la actuación.